Así vivo el CoVID en mi comunidad | 18 de septiembre de 2020
En la actualidad han surgido una serie de acciones que buscan proteger y brindar un acompañamiento sostenible a las comunidades que se han visto afectadas durante la pandemia por la disminución en sus ingresos y pocas oportunidades laborales. En el proyecto MIRE el cual trabajamos de la mano con Acción Contra el Hambre (ACH), Alianza por la Solidaridad, Consejo Noruego para Refugiados (NRC), Médecins du Monde Colombia y Diakonie Apoyo en Emergencias a través de sus dos socios implementadores locales La Corporación Infancia y Desarrollo y la Fundación Tierra de Paz, se han realizado diferentes acompañamientos a comunidades víctimas de conflicto armado, queriendo así proteger a niñas, adolescentes y mujeres víctimas de desplazamiento forzado y confinamientos por parte de grupos armados.
A finales del mes de julio se realizó una jornada de atención en emergencias en el departamento del Chocó, destinada a apoyar y saldar las necesidades de cuatro comunidades indígenas embera (Charco Gallo, Salinas, Nuevo Olivo y Tawa) y una comunidad afrodescendiente (Poggi) del resguardo Uva y Pogue, Río Bojayá, quienes se están viendo afectadas por encontrarse ubicadas en medio de una ruta de narcotráfico. Fue así como en medio de esta visita que contó con la participación de 10 profesionales interdisciplinarios, se crearon espacios lúdicos y recreativos durante todo un mes enfocados a mejorar la capacidad de resiliencia y estrechar vínculos familiares por medio de didácticas de pintura, pesca y costura.
Natalia, quien coordinó esta visita, es una profesional de 29 años, que al igual que sus compañeras tiene como principal reto aportar al empoderamiento femenino desde cortas edades. “A veces hay hechos que tocan el corazón, pero depende de cada profesional enseñar y aportar al desarrollo de cada persona que se cruza en esta intervención, convirtiendo esta posibilidad en el deseo de salir adelante y transformar esos hechos de violencia en la oportunidad de formar lideresas sociales que aporten a la comunidad”, comenta. Es por esto que todos los días quiere seguir mejorando, cumpliendo sus funciones y ¿por qué no? innovando en las organizaciones en las cual participa, porque sabe que en todo lo que se desarrolla se debe dejar huella, es así que se esmera todos los días en hacer parte del cambio de los sueños de niñas, adolescentes y mujeres con las que tiene contacto todos los días.
Constantemente creamos estrategias y campañas de la mano de muchos aliados, con el fin de saldar las necesidades de niñas, adolescentes y mujeres, sin embargo, uno de los retos más grandes de cada una de las mujeres y hombres que hacen parte del equipo de Fundación PLAN es desdibujar hechos de violencia, necesidades o miedos a los que se enfrentan niñas, adolescentes y mujeres y mostrarles que hay una realidad diferente que pueden construir de manera colectiva.