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Recuerdo que cuando era niño mi mamá siempre me decía “mijo el estudio es lo único que queda y las oportunidades solo pasan una vez en la vida”, ella fue quien me metió en los caminos del estudio.

Soy Kaleth tengo 22 años vivo en el barrio divino salvador y me siento orgullosamente sincelejano, esta fue la tierra que me vio nacer y aquí he aprendido muchas cosas de las que me siento orgulloso. Mi pasión es la misma vida, juego fútbol, disfruto estar con mis amigos y mi familia es lo más importante para mí.

Recuerdo que cuando era niño mi mamá siempre me decía “mijo el estudio es lo único que queda y las oportunidades solo pasan una vez en la vida”, ella fue quien me metió en los caminos del estudio.

El reto es saber qué te gusta y llegar a elegir una carrera profesional es difícil, pero algo tenía claro y era que las matemáticas definitivamente no eran lo mío.  Sin embargo, y luego de una clase que para mí fue “extraordinaria” en el colegio, las empecé a ver de otra manera. ¡Algo cambió en mí!

Yo digo que ese profesor hizo algo para que yo empezara a ver los números con amor (risas) y pese a que aún se me dificultaba hacer operaciones con la facilidad que tal vez las hacían mis demás compañeros, las matemáticas se volvieron un reto personal, algo por superar.  Fue con el paso del tiempo que les empecé a coger gusto y cariño. Cursaba mi último grado de bachillerato y se hacía más fuerte la idea de ser contador público. Al finalizar mi año escolar la decisión estaba tomada, eso me llenaba de mucha ilusión.

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Para mis amigos era chistoso e incluso llegó hacer motivo de burla porque me decían “¿tú vas a estudiar eso?, ¡estás loco! si tú detestas los números”. Ellos se quedaron con esa idea, yo no “paraba bolas”. Lo que ellos no sabían era que había de por medio un reto personal de superar un miedo que me había acompañado por algunos años escolares y que ese miedo había definido de alguna manera mi carrera profesional.

Siempre hay obstáculos en el camino, superado uno debía seguir con el siguiente y era la falta de recursos económicos para poder estudiar.  Este era un tema difícil porque ya no dependía de mí, como dice mi papá “el dinero siempre va ser difícil de conseguir”. Me gradué del colegio y en efecto pasé un par de meses sin estudiar, cuando no estás estudiando, te sientes como que no puedes lograr nada en la vida, pero la esperanza es lo último que se pierde.

Un muy buen día, llegó mi mamá con una gran noticia, me dijo “hijo el banco BBVA y la Fundación PLAN están entregando unas becas para estudio, yo hablé para que tú puedas participar”. La semana siguiente fuimos hacer todo el proceso de papeles y cosas necesarias, sentí una gran emoción “tocar, no significa entrar” pero le pusimos toda la fe para que esa beca fuera mía.

La semana siguiente nos llamaron de la Fundación PLAN para informarnos que la beca era mía, fue uno de los días más felices de mi vida, recuerdo que le di un gran abrazo a mi mamá y salí a contarle a mis amigos.

Hoy estoy graduado como técnico en Auxiliar Contable de FUNDETEC, tuve la oportunidad de tener esa beca y aprovecharla al máximo, estudiar ha sido una de las mejores cosas que me ha pasado en la vida, bien dijo mi mama “es lo único que te queda”.

Me siento muy agradecido con el Banco BBVA y Fundación PLAN por esta oportunidad.  De mis compañeros, faltan ocho por graduarse y con ellos seríamos 20 lo graduados en esta área. Sé que al igual que mi familia, para ellos también será un motivo de orgullo poder tener un título técnico, una mejor calidad de vida y más oportunidades.

Yo invito a los jóvenes a que no se queden estancados, a dejar de pensar que si no hay recursos no hay estudios, ¡NO! hay que buscar las oportunidades y aprovecharlas. ¡Querer siempre es poder!

Historia BBVA
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