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Oportunidades de vida ante las crisis

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El camino se hizo más largo y denso porque mi destino era Bogotá. Con un grupo de más personas venezolanas iniciamos el recorrido hasta la capital.

Mi nombre es Luis* tengo 23 años y soy de Caracas Venezuela. La carpintería es mi pasión, en Venezuela trabajé como carpintero por más de cinco años, pero la crisis me obligó a salir de mi país. Tuve que dejar a mi madre en Caracas. Eso ha sido una de las experiencias más fuertes de mi vida. Llegar a Colombia fue toda una hazaña y cuando me refiero a una hazaña no lo digo en términos de aventura si no de heroísmo. Caminamos por más de cinco horas por la trocha que conduce al puente internacional Simón Bolívar, frontera entre Venezuela y Colombia. Llegando a Cúcuta, me intentaron robar y fue traumático porque si bien no traes suficientes cosas, no quieres perderlo todo en el camino, por que lo vas a necesitar.

El camino se hizo más largo y denso porque mi destino era Bogotá. Con un grupo de más personas venezolanas iniciamos el recorrido hasta la capital. Hubo algunos que iban a parar en Bucaramanga mientras que otros debían desviar hacía Medellín y Cali.

Foto_HV_Luis_Venezuela

Nosotros venimos de un clima cálido y en Colombia sí que sientes los pisos térmicos. Cuando cruzas el páramo de Berlín sientes que se te van a romper los huesos del frio, hay muchas personas que no aguantan el frio por que no han experimentado estas temperaturas.

Procuré dejar todo en orden en casa, que el tiempo que estuviera fuera – en Colombia – mi madre estuviera cómoda o por lo menos con algunas cosas básicas en lo que puedo traerla a este país. En Venezuela la crisis ha llegado a tal punto que no hay medicinas ni alimentos básicos y con lo que se gana solo alcanza para comprar una o dos cubetas de huevos y con eso no te alimentas bien.

Tengo un mes en Colombia y ha sido muy duro.  Estaba vendiendo caramelos en una estación de Transmilenio, pero la policía nos quitó la mercancía, entonces debes rebuscar una fuente de ingreso.

Si las cosas no se dan en Bogotá – conseguir un empleo digno y poder vivir bien mientras todo pasa en Venezuela- tengo como opción seguir bajando a otros países de Sur América como Perú, Chile y Ecuador.

Aunque lo ideal sería quedarme en Colombia, porque está más cerca de Venezuela, también soy consciente que hay muchos hermanos venezolanos aquí buscando oportunidades, no hay espacio para todos y no es fácil.

Me enteré del CIAM (Centro de Atención Migrante) por unos hermanos venezolanos que vendían caramelos conmigo en el servicio público.  La atención que nos han brindado aquí ha sido de muchísima ayuda, en mi caso me han asesorado muy bien en cómo obtener el permiso especial de permanencia para poder conseguir un buen empleo.

Quiero que las cosas en mi país mejoren, no solo por mi familia, si no por muchos hermanos venezolanos que están sufriendo de la peor manera.

*El nombre fue cambiado por solicitud del entrevistado.

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