José Deivid y su familia son miembros de la comunidad indígena que habita en una vereda del corregimiento Olaya Herrera, en el departamento de Nariño . Tuvieron que huir de sus casas al producirse un enfrentamiento entre varios grupos armados no identificados. Salieron corriendo, con lo puesto, dejándolo todo atrás. Aún con miedo en los ojos, José Deivid relata cómo, junto a su esposa y sus cuatro hijos, quedaron atrapados en medio de la balacera, igual que otros vecinos de la vereda. Al intentar huir hubo muchos heridos, entre ellos, su esposa, su bebé de dos meses con contusiones en las costillas, y su hija de cinco años con una herida de bala en la pierna.
Desde el proyecto “Asistencia Humanitaria para comunidades más vulnerables y afectadas por la violencia armada y/o desastres naturales en la región Pacífica y los departamentos de Meta y Guaviare”, financiado por el Departamento de Protección Civil y Ayuda Humanitaria de la Comisión Europea (ECHO) y ejecutado por el consorcio de organizaciones Fundación PLAN, Médicos del Mundo y Alianza por la Solidaridad, fse facilito la llegada de José Deivid y su familia a un entorno seguro, en Tumaco (Nariño, Colombia), y apoyo desde los sectores de salud, higiene (WASH) y seguridad alimentaria (SAN).
Tras su llegada a Tumaco, fueron atendidos,donde sus heridas fueron evaluadas y tratadas. Posteriormente, profesionales del proyecto el Departamento de Protección Civil y Ayuda Humanitaria de la Comisión Europea (ECHO) brindaron apoyo y seguimiento médico a través de asesoramiento y entrega de medicinas. Además, el equipo del proyecto hizo entrega de un kit de higiene familiar, con productos de aseo , y un kit de alimentos con productos no perecederos. Acompañando estos kits, se les dio conocimiento necesario para administrar su contenido de manera eficiente durante varias semanas.
Hoy la familia de José Deivid viven en situación de desplazamiento en el cabildo indígena Bocas del Víbora, también en el corregimiento Olaya Herrera. Les da miedo volver a su comunidad por la presencia de grupos armados. No es posible garantizarles protección, ni un entorno seguro. Son muchas preguntas que surgen en medio de esta incertidumbre ¿Regresarán algún día, como tantas otras familias desplazadas? ¿Podrán volver a vivir de sus recursos, sus animales y cultivos de autoconsumo? Nadie lo sabe. Su futuro no está escrito.