El color de la migración

“La migración venezolana, tiene color esperanza”. Eso dice Mary Luz* una joven venezolana del estado de Carabobo, municipio Valencia que llegó a Colombia hace 8 meses en busca de un mejor futuro para sus hijos y que hoy, luego de enfrentar duras pruebas para llegar a Colombia y mantenerse de manera provisional en el país, se describe como una mujer optimista, luchadora y excelente madre.

“Dejar Venezuela es duro, estás dejando toda una vida construida, años de esfuerzo y un futuro que de repente se vuelve turbio, en Venezuela no vivía con lujos, pero vivía bien, soy técnica profesional en contabilidad y tenía un trabajo estable, sin embargo, la economía del país, la falta de alimentos y otros factores nos obligaron a salir, dejar nuestra casa y familia.

Fui madre adolescente y tuve que pasar situaciones difíciles para llevar mi embarazo, dejé el colegio y más tarde lo retomé con el apoyo de un familiar, mi proyecto de vida se vio afectado, pero jamás perdí de vista mi objetivo profesional, ser contadora pública.

Estas experiencias “de la vida” me sirvieron de alguna manera para enfrentar esta situación que nos tocó vivir a los venezolanos. Cuando se está en condición migrante, una está expuesta a muchas cosas, sobre toda a la violencia física y sexual, es sentirse vulnerable en todos los aspectos porque si bien hay gente en el camino que está dispuesta ayudarte, también hay gente que está dispuesta hacerte daño a cambio de obtener un beneficio propio, sin importar cuál sea tu condición.

Los temas de Salud Sexual y Salud Reproductiva en Venezuela ha sido siempre un tabú, recuerdo que cuando estaba en el colegio poco se hablaba sobre métodos anticonceptivos, el embarazo a temprana edad y las violencias, era frecuente ver compañeras en embarazo en la primera relación sexual y que lo llevaban a escondidas, hasta que ya era evidente y tenían que salirse de estudiar.

La vida como mujer se te va pasando muy rápido y hay muchos temas que una debe saber, es muy triste que casi “al final del camino” como digo yo, sepas que puedes tomar decisiones sobre tu cuerpo, cuantos hijos tener, no tenerlos y en qué momento, también, saber que existen tipos de violencia, psicológica, sexual, económica y que se pueden prevenir o por el contrario que si ya eres víctima de alguna de ellas la puedes denunciar y detener. Por ejemplo, yo tenía una pareja que me violentaba psicológica y económicamente al punto de decirme cómo debía vestirme o con quien podía hablar, eso lo aguanté por años al punto de llegar al maltrato físico y de sacrificar mi relación con mi familia porque para algunos de ellos estaba mal visto que yo dejara a mi pareja de ese momento.

¡Yo no lo sabía! y todo esto lo aprendí gracias al proyecto de la Fundación PLAN y UNFPA que hicieron con nosotras las mujeres venezolanas que residimos en Cúcuta, me enteré que estaban entregando unos kits de higiene a mujeres migrantes y aquí llegué sin saber cómo estos talleres me iban a cambiar la vida, ahora soy como decimos acá, una mujer empoderada, dispuesta a darle una sonrisa a la vida todos los días.

Los Derechos Sexuales y Derechos Reproductivos como tema de conversación, ahora es común escucharlos en las señoras de la comunidad “es como si fuera el tema de moda” tanto así que hemos creado una red de apoyo para todas las mujeres venezolanas que llegan a Cúcuta.

Por lo pronto nosotros seguimos luchando por nuestro país, con nuestras parejas e hijos con mucha humildad y humanidad. Quiero agradecer en nombre de todas las mujeres venezolanas la ayuda que nos han dado porque gracias a este y otros proyectos hemos recibido como decimos aquí “alimento psicológico y para el alma”.