Acción Humanitaria | 02 de julio 2021
Fundación PLAN emprendió una iniciativa para conocer de primera mano, a través del proyecto Rumbos Seguros, cuáles eran los fantasmas o miedos reales que están presentes en los entornos de las niñas, niños y adolescentes migrantes.
Por medio de un taller colectivo que se llevó a cabo en la ciudad de Cúcuta, Norte de Santander, varias personas jóvenes pudieron narrar algunos de los riesgos y peligros a los que han estado expuestos y por los que se han sentido más vulnerables. Los temas reincidentes que se evidenciaron en el ejercicio fueron la explotación sexual comercial, matrimonio infantil y uniones tempranas, el trabajo infantil, la trata de personas y el tráfico de migrantes, entre otros.
“En el cruce de la frontera, específicamente en Puente Francisco, vive Esteban, un joven que se dedica a transportar mujeres en sus hombros a través del río, para que lleguen a Colombia. Su familia depende del cruce irregular de esas mujeres, y la cuota que él cobra es muy alta dado el riesgo que corren sus vidas en estos casos”, narró Rochi de 16 años.
Por otro lado, Juan José, de 15 años, contó una vivencia personal relacionada con el trabajo infantil: “Conocí a un niño de unos 11 años que trabajaba en el centro de la ciudad. Vende verduras y tiene que hacer todo lo que diga el jefe. Una vez observé que el señor le estaba llamando la atención por dañar una de las verduras; el niño se disculpó y se vio en la obligación de pagarla de su propio sueldo; lo niños estamos para estudiar y tener voz y voto. No para ser explotados en el trabajo”.
Muchos de los relatos de las niñas, niños y adolescentes resultaron inquietantes. Por esta razón, la actividad se efectuó con el acompañamiento y bajo la supervisión de un equipo psicosocial, que hizo especial énfasis en la necesidad de brindar apoyo a los jóvenes y de incentivar el hecho de que esta población se comunique permanentemente con esta red de profesionales, a fin de lograr prevenir los riesgos expuestos y, de esta manera, evitar que la niñez de las fronteras se siga viendo afectada.
Con el ánimo de fomentar aún más la protección de las niñas, niños y adolescentes en cada uno de los territorios, el proyecto Rumbos Seguros, brinda espacios protectores que, junto con un equipo de profesionales, buscan dar respuestas de defensa y salvaguarda a la juventud y la niñez.
El objetivo de estos lugares es promover la resiliencia, el empoderamiento y el bienestar psicosocial, por medio de actividades estructuradas y basadas en un enfoque creativo, comunicativo y manipulativo. El fin último es alcanzar la cobertura en temas relacionados con el autocuidado y la protección, tales como: derechos, deberes, valores, higiene menstrual y personal, tráfico de migrantes, matrimonio servil, embarazo temprano, mendicidad ajena, turismo sexual, derechos sexuales y reproductivos, explotación sexual y comercial, reconocimiento y gestión de emociones y exploración vocacional, entre otros.
Cabe resaltar que estos espacios son frecuentados por niñas, niños y adolescentes migrantes y de acogida, así como también, por población caminante.
Actualmente, en el departamento de Norte de Santander, PLAN cuenta con espacios protectores en los municipios de Cúcuta y Los Patios.
Es importante anotar que las historias aquí reflejadas fueron contadas anónimamente por las niñas, niños y adolescentes, durante los talleres. Sus nombres fueron cambiados por seguridad.