Acción Humanitaria | 01 de mayo 2021
Desde Fundación PLAN nos solidarizamos con la emergencia humanitaria que se viene presentando en el departamento de Arauca, específicamente en el municipio de Arauquita, y ratificamos nuestra presencia a través de nuestro equipo de respuesta rápida en emergencias.
El pasado 21 de abril llegamos a territorio donde en articulación con el GIFMM (Grupo Interagencial sobre Flujos Migratorios Mixtos) de Arauca y las autoridades locales, identificamos necesidades, mapeamos actores claves y acordamos escenarios para una respuesta complementaria centrada en la niñez y maternidad segura. Este enfoque parte de la situación que se presentó a finales del mes de marzo en límite fronterizo con Venezuela, donde hubo un enfrentamiento entre las fuerzas armadas bolivarianas y grupos armados irregulares en la zona, obligando a un gran porcentaje de las comunidades que habitan estos territorios a desplazarse y buscar refugio en territorio colombiano.
Esta realidad desencadena una serie de riesgos sobre la población en general y afecta directamente a las niñas, niños, adolescentes y jóvenes (NNAJ), donde se ven expuestos a reclutamiento de parte de grupos armados ilegales, separación familiar, exposición al consumo de sustancias psicoactivas debido a afectaciones psicológicas como estrés agudo o actos de violencia entre otros.
Por esta razón, esta respuesta la estamos trabajando en equipo con otras organizaciones como Cadena y World Vision, financiados por Start Fund, articulados con la alcaldía municipal, líderes comunitarios y los coordinadores de los asentamientos colectivos para garantizar unas acciones organizadas y eficaces en pro de la protección de NNAJ. Desde Fundación PLAN lideramos espacios de protección en los albergues temporales que se han instalado.
Nuestra labor no ha sido sencilla debido a la volatilidad de los hechos que se están presentando, miles de personas se han visto afectadas y aproximadamente el 48% de ellas tiene de 0 a 17 años. Desde Fundación PLAN rechazamos estos hechos violentos. Las NNAJ merecen vivir, crecer libremente y en paz en sus territorios, alejados de cualquier tipo de conflicto armado o acto de violencia.